Después de meditar 21 días aprendí esto
¿Qué es la meditación guiada? ¿Para qué sirve? ¿Por donde puedo empezar?
Hola, amistades, ¿cómo dicen que les va? Epa, ¿dos mails en una semana? Y sí, les dije que se venían cositas, y acá estamos. Una vez leí en un artículo sobre adaptación al cambio que tardamos 21 días en acostumbrarnos a una nueva realidad, un nuevo estímulo o acción. Cada mes voy a ir probando diferentes rutinas y hábitos para ver qué impacto positivo pueden tener en mi vida, y por consiguiente darles la datita útil que saco de cada proceso.
Voy a ser lo más criterioso posible, pero por mucho que me guste la ciencia y la solidez argumental, no soy científico. Así que donde no llega mi conocimiento, les propongo que hagan lo siguiente: Googleen (o preguntenle a ChatGPT). Ahora si, empecemos.
Hábito del mes: Meditación guiada para empezar el día.
Objetivo: Ejercitar la claridad mental y bajar la ansiedad.
Complejidad: Bajísima. Solo necesitamos el celular y acceso a YouTube/Spotify (la experiencia mejora notoriamente con auriculares).
¿Para qué sirve meditar?
Hay una parte de nuestro cerebro que está en modo supervivencia, por eso cuando nos despertamos aparece el cortisol, que es la hormona del estrés. Meditar como primera acción del día sirve para reiniciar la mente y no dejarla en ese estado de alerta que tiene el modo supervivencia.
La posta es que si nunca meditaste, cuando lo hagas tu cabeza se va a ir en pensamientos y preocupaciones; el ejercicio es justamente reconocer que eso está pasando. Y en el caso de la meditación guiada, tenes una voz que te da una mano.
Les dejo este fragmento donde Estanislao Bachrach lo resume perfecto:
Semana 1
Una vez que definí empezar el día meditando, tuve que poner la alarma un ratito antes de lo que generalmente lo hago. Encontré una meditación guiada que se adaptaba a ese estado dormido y lagañoso, y se puede escuchar sin salir de la cama.
Los primeros intentos le presté atención a la voz que me iba guiando, pero más de una vez estaba pensando algo que no tenía nada que ver. Es común que esto pase; justamente meditar es el ejercicio para controlar eso. Mientras más meditas, más fácil identificas y laburas ese ruido mental.
A medida que pasaron los días, los pensamientos intrusivos fueron cada vez menos (spoiler, nunca dejan de estar). En el caso del vídeo que probé, la voz que te va guiando propone ejercicios de gratitud que te ayudan a mantener tu mente ocupada en algo específico y que no se dispare pensando cosas random.
Semana 2
Acá fallé, y puede que a ustedes les pase. Algún que otro día me hice el boludo, apagué la alarma y di de baja meditar. Pero ¿saben qué? me sirvió mucho para contrastar la experiencia. Los días que no los arranqué meditando, notaba que durante las primeras horas de la mañana estaba disperso y sobre todo no sabía por donde avanzar.
Después de unos diez días meditando, empecé a notar no solo esa claridad mental de saber por donde encarar el día, sino que estaba haciendo una cosa a la vez. La ansiedad empezó a bajar. No se trata de fingir demencia y evitar los quilombos cotidianos, pero los empecé a encarar de uno a la vez.
Semana 3
A esta altura del experimento ya tenía una motivación superior a la inicial por sentir que estaba descubriendo una herramienta efectiva. Dejé de meditar acostado y pasé a sentarme en la cama, usando la pared para mantener la espalda erguida, en lo que sería una posición más propia del acto de meditar.
Me fue costando cada vez menos identificar que mi mente estaba distraída con pensamientos de cualquier tipo, y por consiguiente la acción de volver al presente se me hizo más fácil.
Algunos días se me hacían cortos los 15 minutos de meditación guiada, entonces busqué alguna musiquita tranqui y me quedé un poquito más en ese estado o incluso pasé de ahí a lavarme la cara y los dientes con ese mood de fondo.
Mis conclusiones
Este es un hábito que ya tenía relativamente incorporado, pero después de hacerlo un tiempito ininterrumpido, entendí por qué es la principal herramienta para mejorar nuestra vida a nivel físico y mental.
No creo que sea crucial cumplir a rajatablas con una rutina de meditación estricta, pero si queremos dejar de sentir que el día nos lleva puestos y, en su lugar, ordenar mejor nuestra jornada, arrancar el día meditando es clave.
Pepetip: en cualquier momento del día que sientan que la ansiedad o el estrés se les viene encima, hagan una inhalación larga al mismo tiempo que piensan “sé que estoy inhalando”. Seguido de esto, larguen el aire y repitan para adentro “sé que estoy exhalando”. Esto, que aparenta ser una pavadita, me ayuda una banda.
Diganme qué les parece esta primera experiencia y si se suben al desafío de los 21 días, así como también espero sus sugerencias.
Nos vemos la próxima,
Pepe.